jueves, 5 de enero de 2012

Hay que darse cuenta pronto de que la vida tarda mucho, y a la vez no tarda nada.

  Lamentablemente poco a poco se va haciendo tarde. 
 Quizás los amores juveniles, los madrugones mañaneros para ir a la escuela o al trabajo, los enfados y discusiones con amigos, sean "lo peor que me ha podido pasar en la vida".
 Y es que ni siquiera nos damos cuenta, cuando pronunciamos - o mejor dicho, cuando pronunciáis - estas palabras, de que ahí fuera, en otros lugares del mundo, en otros países, hay gente que está luchando por sobrevivir contra una batalla - ya sea una enfermedad genérica o una guerra en su país -. 
 Y no nos damos cuenta de que algunas mínimas situaciones que van aconteciéndose a lo largo de nuestras pequeñas y a la vez extensas vidas, son de las mejores cosas que nos van a ir pasando en ésta. 
 Porque es difícil, ya lo sé. Pero nadie dijo que vivir - o sobrevivir - fuera fácil. Simplemente llevadero.