jueves, 26 de diciembre de 2013

La música, como el amor, también engancha. Y juntos enganchan el doble.



¿Y lo bonito que es que te agarren suavemente por la cintura,
te miren fijamente a los ojos y te canten, nota a nota, una canción de amor?

Sin dejar de mirarte a los ojos ni un solo segundo.
Sin soltarte.
Acercándose cada vez más a tu boca sin separar sus ojos de los tuyos.
Como si no hubiese nadie más alrededor.
Sólo vosotros.
Como si fuera la última canción que te cantase.
Como si realmente quisiera luchar por ti sin darse cuenta de lo que está causando.
Como queriendo confesarte algo.


Que te quiere, por ejemplo.


lunes, 23 de diciembre de 2013

Esta noche te he soñado.

Esta noche he soñado que tenía ganas de darte un abrazo.
Que entraba por la puerta de tu casa y te daba un abrazo enorme, muy fuerte, con todas mis ganas.
Y no quería soltarte.

Esta noche he soñado que volvía a por ti.
Que me entraban unas ganas locas de ver una película contigo, en tu cama, abrazados.
Y entraba por la puerta de tu casa y era parecido a como siempre.
No era igual.

Esta noche he soñado que yo me dirigía ilusionada a lo que sería una cita más.
En tu casa, en tu cama, con una película para nosotros e infinitas caricias.
No sé si habría besos.
Eso no lo he soñado.

Esta noche he soñado que me acurrucaría a tu lado, como tantas veces.
Que me arroparías en la cama de tu dormitorio y me harías feliz por un rato.
En esa cama, la que alguna vez fue nuestra y nos hizo nuestros.

Esta noche lo he soñado.
He soñado que quería que pasara, no que pasaba.
He soñado algo que me apetecía en sueños.

Esta noche te he soñado.
Y parecía bonito.