¿Y lo bonito que es que te
agarren suavemente por la cintura,
te miren fijamente a los ojos y
te canten, nota a nota, una canción de amor?
Sin dejar de mirarte a
los ojos ni un solo segundo.
Sin soltarte.
Acercándose cada vez más
a tu boca sin separar sus ojos de los tuyos.
Como si no hubiese
nadie más alrededor.
Sólo vosotros.
Como si fuera la última
canción que te cantase.
Como si realmente
quisiera luchar por ti sin darse cuenta de lo que está causando.
Como queriendo
confesarte algo.
Que te quiere, por ejemplo.