jueves, 29 de noviembre de 2012

Soy feliz por ser yo misma, y eso me gusta.

  Llega un día en el que una se pone a pensar y decide valorar todos y cada uno de los aspectos que residen en su vida. Analizar a   todas y cada una de las personas que por cualquier motivo están dentro de ella para bien o para mal.

Tras este análisis general, piensa para sí misma si ella está haciendo las cosas bien, si realmente ella no es la rara en este adorable mundo de locos.


El siguiente paso es acordarse de los buenos y malos momentos que le vienen a la mente de repente. Sin saber por qué, sin una explicación.

No le importa que la gente la critique. Ella sabe bien cómo es y de los que la critican piensa que realmente no la conocen. Piensa que no es de buenas personas criticar a otros cuando incluso tú mismo tienes o ejercitas esos defectos a diario.

Y es tan sólo un ejemplo.

Cuando tiene las cosas claras, digamos, le da por preguntarse qué está haciendo, por qué se preocupa tanto por la repercusión en ella misma de todo lo que piensa y hace. 
Quiere explicaciones y soluciones, pero sólo para ella. El resto, que lo entiendan o no, le da igual.
Quiere sentirse a gusto con ella misma por cómo es y por cómo actúa en cualquier aspecto que le toque.

Y realmente, está a gusto con ella misma.
En el fondo es feliz.

   Es feliz sin un novio que le diga que la quiere todos los días. Es feliz sin ir de compras cada fin de semana para estrenar un vestido nuevo.
Sin enloquecerse de alcohol hasta reventar.

Es feliz por ser ella misma.
Y eso le gusta.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Hay días en los que deberíamos pararnos a pensar.

   Hay días en que te pones a pensar cómo son las cosas. Las cosas en general. Y piensas. Te da por pensar que tú mismo eres algo diminuto en este mundo tan enorme, tan gigante. Pero que en el fondo eres muy grande.
 Te lo decían hace tiempo, ya no tanto. Y dudas. Dudas si has cambiado tú o han cambiado los demás. Y sigues pensando. Sigues pensando y te da por llegar a la conclusión, o a la idea, de que a lo mejor para alguien quizás seas más grande. Incluso más que para ti misma. Más grande que el resto de personas que le rodean. Y que a lo mejor, también, no seas ya tan diminuta.
 Pero hay que pensar. Para darse cuenta de las cosas hay que pensar. Mucho.

miércoles, 25 de enero de 2012

Que a lo mejor, los celos, no son del todo malos.

  Cuando uno se compromete a tener una relación de pareja, ha de tener en cuenta que no todo va a ser perfecto y que al igual que una  gran cantidad de momentos buenos y bonitos, agradables e inolvidables, también habrá otros no tan buenos e incluso desagradables. 
 Quien diga que una relación sin discusiones, es amor verdadero, miente. Quien diga que tener celos es cuestión de adueñarse de su pareja, miente. 
  Si tenemos celos, es porque queremos a la otra persona, porque estamos enamorados, porque no soportaríamos que con quien tengamos una relación, se vaya con otro. 
   Y sí, como todo en esta vida, celarse también tiene sus consecuencias. Pero pienso que los celos son relativos; no son siempre iguales y no se sienten siempre de igual manera. 
De todos modos, no elegimos tener miedos ni inseguridades – que así pueden denominarse los celos -. 
Simplemente ocurren, se accionan.

jueves, 5 de enero de 2012

Hay que darse cuenta pronto de que la vida tarda mucho, y a la vez no tarda nada.

  Lamentablemente poco a poco se va haciendo tarde. 
 Quizás los amores juveniles, los madrugones mañaneros para ir a la escuela o al trabajo, los enfados y discusiones con amigos, sean "lo peor que me ha podido pasar en la vida".
 Y es que ni siquiera nos damos cuenta, cuando pronunciamos - o mejor dicho, cuando pronunciáis - estas palabras, de que ahí fuera, en otros lugares del mundo, en otros países, hay gente que está luchando por sobrevivir contra una batalla - ya sea una enfermedad genérica o una guerra en su país -. 
 Y no nos damos cuenta de que algunas mínimas situaciones que van aconteciéndose a lo largo de nuestras pequeñas y a la vez extensas vidas, son de las mejores cosas que nos van a ir pasando en ésta. 
 Porque es difícil, ya lo sé. Pero nadie dijo que vivir - o sobrevivir - fuera fácil. Simplemente llevadero.