jueves, 22 de mayo de 2014

Insomnios

Los insomnios no sólo se producen por amor.
Y no siempre son tristes, los hay bonitos también.
Hay insomnios bonitos. 
Insomnios que son personas.
Personas que valen la alegría, no la pena. 
Alegrías muy grandes simplificadas en buenos gestos. 
Gestos que encantan.
 Y palabras.
 Palabras que enganchan.

Aunque digamos que los actos son mejores,
¿a quién no le tiemblan las rodillas y 
se le acelera el corazón cuando alguien especial le dice algo bonito?
¿A quién no se le enrojecen las mejillas y
 se le dibuja una sonrisa en la cara que intenta ocultar para que el susodicho no se de cuenta?
Pero sí se da cuenta, ¡claro que se la da!
Y eso le gusta.
Y en el fondo, a ti también.

Intentamos ocultar esa sonrisa para que no se de cuenta de que estamos cayendo en su red.
Encantadas.
Para que no se de cuenta de que confiamos en que existe el amor.
A su lado. 
Para que no se de cuenta de que comparamos
 un insomnio con un ‘te quiero’ a dos voces en una habitación.
 Su habitación.



Y es que rodearse de personas bonitas que convierten un insomnio que por supuesto les pertenece, en algo bonito, no es nada malo. Todo lo contrario. Es algo espectacular.




                        “Qué buen insomnio si me desvelo sobre tu cuerpo”, decía Benedetti.
                                                                                        Y qué razón tenía el gran poeta.